El oficio de escritor
Ensambló cada una de las piezas (perfectamente engrasadas) de la carabina M1, las manos se deslizaban hábiles, cual arañas. El humo del tabaco rubio hacía que William S. Burroughs entornara los ojos. Colocó el rifle sobre la mesa y acarició la culata distraído.
Un ruido siseante captó la atención del autor, la adrenalina le recorrió el cuerpo; despacio, muy despacio tomó el arma. Se volvió con la rapidez de un gato y disparó en tres ocasiones. El virus palabra explotó como un globo, lanzando letras y erratas al rostro del escritor.
Sergio F. S. Sixtos
Y de esa manera le llovieron ideas y mas ideas para seguir escribiendo maravillosamente. Muy bueno, lo he disfrutado
ResponderEliminarHoy cumpliría 100 años, el padre de la generación Beat. Un abrazo Alejandra.
EliminarLa imaginación no para y para jejeje, y los escritores no podemos dejar de soltar lo que imaginamos.
ResponderEliminarTe invitamos a que nos visites, lo mismo encuentras cosas interesantes en nuestro blog, volveremos por el tuyo.
Un saludo.
El equipo de acompáñame.
Gracias por la invitación, será un honor visitarlos. Saludos.
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