Guirindán, guirindán, guirindán
La mofeta negra
llegó al Palacio de las blanquísimas mofetas la noche de carnaval. La música
paró, las mofetas blancas la observaron curiosas. La nobleza se reunió con la
reina y deliberó: “No se permitirá a una vulgar mofeta azabache degenerar
nuestra hermosa blancura.”
La mofeta sastre
diseñó y cortó para Su Majestad Imperial, un hermoso abrigo negro y terso.
Sergio F. S. Sixtos
SERGIO, maravilloso tiene una magia exquisita, fellicidades y saludos ISA
ResponderEliminarISA, muchas gracias por visitar éste blog.
ResponderEliminar