El Tercer Reich en América
Juan Hassel nació en Montevideo Uruguay, desde joven albergó
nostalgia por la patria de los abuelos paternos. Al estallar la Segunda Guerra
Mundial atendió el llamado de la sangre: Volksdeutsche. Se alistó en el 5° Regimiento Panzer
gracias a sus habilidades como mecánico. Durante el sitio de Tobruk perdió un
ojo y fue tomado como prisionero por los británicos. Logró escapar junto con
otros dos compañeros internándose en el desierto Libio.
La travesía entre
tormentas de arena durante el día y gélidas noches cobró la vida de uno de sus
camaradas. Según el reloj de Juan (regalo de infancia del abuelo) habían
transcurrido tres días con sus noches de jornada, comieron alguna serpiente que
cazaron y la ración de agua de las cantimploras estaba por agotarse. A la
distancia divisaron un cumulo de piedras y oculta entre ellas había una cueva.
Permanecieron escondidos perdiendo la noción del tiempo (la fina arenilla del
desierto terminó por estropear el reloj). Juan comenzó a escuchar voces,
susurraban poemas en español acerca de la tierra abandonada, el barrio natal
Pocitos, la playa y los asados. El corazón de Juan comenzó a encogerse por la
pena. Las voces decían que la guerra estaba perdida, había que volver a
Montevideo y comenzar de nuevo. Las voces exigían un sacrificio de sangre para
ayudarlo a regresar a casa. Juan no lo pensó dos veces, tomó una pesada roca y
la estrelló contra la cabeza de su compañero que dormía, la muerte llegó
instantánea.
Un vórtice de luz se abrió en la pared de la cueva, Juan la
atravesó atendiendo la invitación de las voces. El portal de luz lo condujo de
nuevo a Montevideo a un tiempo que ya no le correspondía, setenta y tres años
en el futuro.
Es común ver en la
calle 18 de Julio a un joven flaco y desgarbado, vistiendo harapos de lo que
otrora fuera un orgullosos uniforme del Afrikakorps,
sosteniendo un soliloquio y aceptando mendrugos de pan susurrando: dank.
Sergio F. S. Sixtos
Un singular viaje al futuro, muy buen micro Sergio.
ResponderEliminarAbrazos!!
Hola Alejandra, tienes toda la razón, la locura es otra forma de viajar por el tiempo. Abrazos.
ResponderEliminarMuy buen relato.
ResponderEliminarSaudos.