El detective no
encontró pistas en torno al cadáver. Cada uno de los sospechosos tenía una
coartada perfecta; entonces el detective observó con atención al lector y
comenzó a desconfiar.
El robot humanoide se enamoró de una mujer de carne y hueso. El romance fue tórrido y breve. Ella lo abandonó a causa de una disfunción en su reactor de fusión nuclear de bolsillo. Sergio F. S. Sixtos Arte de Rudy Jan Faber.
La mofeta negra llegó al Palacio de las blanquísimas mofetas la noche de carnaval. La música paró, las mofetas blancas la observaron curiosas. La nobleza se reunió con la reina y deliberó: “No se permitirá a una vulgar mofeta azabache degenerar nuestra hermosa blancura.” La mofeta sastre diseñó y cortó para Su Majestad Imperial, un hermoso abrigo negro y terso. Sergio F. S. Sixtos
Me encanta. Haces unos micros muy buenos. Un saludo.
ResponderEliminarHola María, muchas gracias por la visita. Saludos.
ResponderEliminarYo no he sido! ;) para que conste.
ResponderEliminarAbril Alanda, creo eres la principal sospechosa, ¡huye! Aún estás a tiempo de escapar.
Eliminar